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Se hizo el silencio en el blog, sólo arañado por unos  susurros que especulaban sobre el futuro  del señor Toreno. Era un día importante, eso estaba en la mente de todos. El señor Toreno entra en escena. Por su cara, no es posible intuir nada. Empieza su discurso, con esa afectación y dramatismo que sólo Él sabe darle a las cosas nimias:

«Tras una primera semana en el frondoso Kilburn, conviviendo puerta con puerta con errantes desconocidos, y con El Extraño Filipino,o Ador; un par de angustiosos días en los que la búsqueda de piso se convertía en un imposible; después de vagar por el laberíntico Londres en pos de una casa que después fue estudio, y de un estudio que se volvió habitación…»

«Después de conocer a Miamol, aka Beni(o quizá al revés), de olfatear, escuchar y saborear el arco iris del mercado de Camden, de pasear por sus calles de hippies descalzos y de heavies con botas de astronauta, pero también de ejecutivos con zapatos caros y de señoras con zapatillas de andar por casa que no se extrañan de que el cajero de su banco lleve cresta(explícale eso a nuestras abuelas)…»

«Tras haber vivido un día de decepciones curriculares, en las que todo el mundo nos remitía a la red; tras haber hecho del incorrecto verbo aplicar el pan nuestro de cada día, con banda sonora incluida ( véase application, de U2), y haber visitado todas las ofertas de empleo de gumtree.com sin demasiado éxito… Una de esas inocentes hojitas con mi nombre y experiencias laborales se deslizó (imaginar hoja mecida al viento) hasta las manos del simpático recepcionista (y doble de Hiro Nakamura en sus ratos libres) del Berkshire Hotel. Era el currículum número 1. Quedaban otros 29.

» Hoy conocí al señor Kennedy. Irlandés, futbolero, sonrosado y sonriente. Después de preguntarme por el Madrid, creo que no a mala fe, hablamos un rato sobre mis aspiraciones hoteleras. A los quince minutos de entrevista, distendida para mi tranqulidad, Mr. Kennedy se despidió, lavándose las manos con respecto a mi vida laboral. Bajé a esperar la sentencia…»

La verdad es que la primera vez que hablé con Ashok ya me di cuenta de que era inteligente. Mañana tengo que volver a hacer efectiva la firma del contrato que me ligará al Berkshire durante las próximas temporadas. Así que…

¡TENGO CURRO!